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Esa manzana que siempre me pudo PDF Imprimir E-mail
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Escrito por hector luis manchini   
Jueves, 14 de Junio de 2012 17:42
peras valle de rio negro y neuquen

Mi viejo trabajó toda su vida como mozo del coche comedor del Zapalero, esa maravilla sobre rieles que unía  Buenos Aires con Zapala. la capital del barrilete. Después de cada viaje llegaba a casa con una sonrisa y cajas plenas de espectaculares manzanas y peras de las chacras de Río Negro y Neuquén.

Las manzanas deliciosas y las peras jugosas eran gran festejo después del almuerzo y la cena, a la mañana para el colegio y quedar bien con la maestra, a media tarde y en cualquier momento para compartir con amigos de travesuras.

El destino me devolvió a esta tierra generosa de fresco aroma frutal.

Con veinte años escasos mis pies pisaron suelo neuquino en una noche de marzo de 1967. En todo el trayecto, a pura infantería, hasta llegar al Batallón de Ingenieros 181 donde cumpliría mí servicio militar obligatorio, mis ojos no se alejaron un instante de ese cielo espléndido, único, blanco de estrellas que me daba una majestuosa bienvenida.

Los fines de semana las escapadas a Neuquén y Roca eran de rigor. Época de don Jaime, de las viejas veredas de Marcelo Berbel, del club del soldado, de la música alpina en la plaza del pueblo, de las chacras que desbordaban el valle y a las que me llegaba con frecuencia saciando mi nostalgia de purrete saboreando esas inmensas manzanas deliciosas que siempre me pudieron.

Al retornar a mi hogar, mientras caminaba hacia la estación, juré que volvería, que en esta tierra haría mi vida.

Cumplí la promesa. En 1980 el valle con aroma frutal me vio retornar aunque mi destino estaba un poco más lejos, en Zapala, donde se criaron mis hijos y yo pude desarrollar mi vocación por la justicia.

Tiempos que se extrañan, donde se asentaban seis familias por día y el futuro aparecía venturoso.

Nada es para siempre y crisis tras crisis, el abandono de políticas de desarrollo integral, la injusta postergación de la fruticultura, la obsesiva y obstinada decisión de apostar todas las fichas a seguir adelante con la mira puesta solamente en el fracking, la megaminería, el empleo público y el subsidio hicieron trizas el viejo esplendor.

Hoy, negándose a bajar los brazos los productores agropecuarios reclaman a los gobernadores de sus provincias alegando que los hidrocarburos -  a los que yo agrego la explotación mediante técnicas no convencionales del petróleo, gas y de las riquezas mineras en general - a pesar de la cuantiosidad de dinero que mueven- tienen una salida limitada, es de provecho de pocos, y en su gran mayoría acaba en bolsillos foráneos, dejando en nuestro suelo la escoria, la contaminación y los pozos vacíos mientras que los que trabajan la tierra con sus manos  remarcan que quieren seguir empuñando sus herramientas, para recoger del suelo de Rio Negro y Neuquén, los frutos del trabajo, entre ellos sin duda esa impecable manzana deliciosa que siempre me pudo.

Última actualización el Lunes, 18 de Junio de 2012 20:38
 

Comentarios  

 
#1 María Cristina Petti 16-06-2012 00:23
Por algún motivo siempre es lindo recordar la infancia, sobre todo a los que rondamos los 60, tuvimos la suerte de vivir otras épocas, con orgullo, dignidad, respeto, y otros valores.
 
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