Zapala está agonizando. La ausencia de emprendimientos que generen trabajo y el cierre paulatino de otros como por ejemplo la clínica Huinca - Lahuen de larga data en el rubro de la salud, genera una situación de absoluta desesperanza respecto a su futuro.
Esta situación a la que ha llegado la ciudad es sin duda fruto de administraciones desacertadas que carecieron de funcionarios idóneos para implementar medidas tendientes a alentar su desarrollo.
No se recuerda una sola obra que en los últimos años el gobierno provincial haya concretado en el pueblo, que aparece con locales vacíos, familias que migran, edificios escolares inadecuados, seguridad inexistente, entre multitud de carencias que la van convirtiendo en inhabitable.
Los majestuosos casinos que funcionan las 24 horas del día son las únicas empresas prósperas del lugar, alentando la degradación de sus habitantes convertidos en verdaderos zombis que no pueden evitar - por adicción - dejar en ellas los pocos pesos que antes de la instalación de las casas de juego se incorporaban a la economía local.
En verdad también aparecen sumamente rentables las organizaciones y particulares que prestan dinero a tasas usurarias que nunca acaban de pagarse por la ruina del deudor a causa, sustancialmente, de haber invertido las monedas que le prestaron en el juego, que aparece devastador para la integridad física y psíquica de aquellos ciudadanos que por la falta de límites impuestos por el Estado a las casas de juego, se han convertido en ludópatas irredimibles.
Obviamente los prestamistas no pierden su dinero sino que prestos abogados se encargan de su rápida recuperación con jugosos intereses, percibiendo los letrados relevantes honorarios por su labor profesional.
En lo expuesto no hay una sola palabra que defina o traduzca una exageración, por el contrario sin duda que no he vertido todos los males que aquejan a esta ciudad que en los años ochenta estaba llena de vida, donde se asentaban de tres a cuatro familias por día, donde el trabajo abundaba, los casinos no existían y la gente era feliz.
Hoy con calles solitarias, sin carteles identificatorios de las arterias y la pertinente numeración, llena de baches, escasa de luces - salvo la de los suntuosos casinos - sin fuentes de trabajo genuino, con buena gente que merece un gobierno maduro y con luces,
Zapala espera las acciones políticas de las autoridades municipales, provinciales y nacionales que la salven del destino fatal. |
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