Zapala se ha tornado en una ciudad gris, triste, donde la gente camina con los ojos fijos en el suelo, donde el viento aparece cada vez más agresivo, donde los adolescentes lucen desgarbados y sin esperanzas, donde no hay trabajo genuino sólo empleo o subsidio del Estado y una multitud de marginados absolutos, sin una pizca de nada.
Y digo que se ha tornado triste pues cuando llegué en los ochenta era un rinconcito lleno de buen futuro donde se instalaban entre tres y cuatro familias por día, donde los pibes estudiaban y jugaban felices, seguros, caritas llenas de sonrisas.
Uno se sentía satisfecho, había encontrado el justo lugar en el mundo para si mismo y la familia, con trabajo, con aliento a matrimonios de jóvenes profesionales que harían de esta aldea una ciudad relevante.
Con esfuerzo pero sabiendo que se invertía mirando los días de dicha por venir, las familias construían sus casas o el Estado conseguía radicar a los mejores dándoles en comodato casas institucionales, un sistema de salud pública que fue ejemplo en el mundo, educación de primera línea, un pueblo donde todo funcionaba, la gente era amable y solidaria.
La gente sigue siendo amable y solidara pero demasiados migraron, las calles comenzaron a lucir abandonadas, los temibles casinos comenzaron a brotar como hongos envenenados y con ellos los usureros, los conflictos, la ludopatía y sus pérfidas secuelas.
Los carteles que en cada esquina señalaban claramente el nombre y dirección de las arterias desaparecieron por la acción de vándalos y nadie se encargó en reponerlos, así transitar la ciudad es toda una aventura que puede terminar fatalmente por la imprudencia de conductores desaprensivos y el riesgo creado por la inexistencia de indicación sobre el sentido de circulación del cruce.
Seguramente este lamento en soledad será una queja sin respuesta pero tal vez me equivoque -ojalá así sea - y el municipio se haga eco de esta pálida y en la medida de las escasas posibilidades del erario público consiga darle una pincelada de luz a Zapala y encare con decisión asuntos esenciales para superar el gris y la inseguridad.
Particularmente pienso que sería un pequeño gran paso comenzar con la ubicación de carteles que designen el nombre de las calles y el sentido de dirección de las mismas recaudo relevante - en última instancia - para llegar o retornar al justo lugar. |