Es un principio general del derecho civil que "el interés es la medida de la acción", esto es que si uno tiene intención de reclamar por sus derechos que fueron agraviados iniciará la pertinente acción o trámite para que el generador del perjuicio repare el daño causado y mientras esa acción persista se demostrará el deseo de ver satisfecho el objetivo hasta culminar en la indemnización o reconocimiento de la ofensa teniendo presente que si en algún momento el interés cesa la acción se frustra, por caducidad o prescripción, es decir que la omisión lleva inexorablemente al desistimiento.

Contrariamente a lo que puede pensarse en la democracia republicana el Poder Ejecutivo y Legislativo carecen de la relevancia que tiene el Poder Judicial en tanto decide en definitiva y en cada caso que es sometido a conocimiento y decisión de los jueces sobre la vida, la libertad, los bienes, de todos los ciudadanos desde los más encumbrados incluyendo a quien ocupe la Presidencia de la Nación y a los titulares de las Cámaras del Congreso como a los ministros, altos funcionarios, empresarios de actividad trascendentes, en suma, a todo hijo de vecino.